domingo, 25 de octubre de 2009

LA EVALUACION, UN TERROR EN EL AULA DE CLASE





La indagación de los diferentes factores que hacen parte de la evaluación del aprendizaje en el aula, parte de la revisión que se ha hecho sobre las incidencias que ha tenido el modelo que se aplica a la luz del decreto 230, para definir la promoción o la deserción de los alumnos, la cual está enmarcada en dos problemáticas que aquejan tanto a docentes como a estudiantes.

El primero se refiere al aprendizaje, y el segundo a la evaluación del mismo. Lo que implica que tanto el que aprende (estudiante), como el que enseña (docente), debe tener en cuenta que en toda acción educativa de tipo formal, existen algunos conocimientos empíricos que les permite intercambiar conceptos propios del rol que desempeña cada uno en ese proceso de enseñanza-aprendizaje.

En el caso de los estudiantes, el nivel intelectual se ubica en la etapa del desarrollo cognitivo en la que se traslada de un conocimiento basado en la percepción de los sentidos, a otro en que el objeto se convierte en concepto.

De la misma manera, cuando va evolucionando la concepción intelectual, pero la capacidad del individuo no se ajusta a los requerimientos preestablecidos por el docente y es evaluado, tales deficiencias pueden entorpecer el proceso, causando inclusive la pérdida del año escolar.

En el caso del docente al definir la capacidad cognitiva de sus alumnos, en muchos ocasiones, no tiene en cuenta la diversidad de conocimientos y el ritmo de aprendizaje individual, además, pretende que todos deben aprender lo mismo y al mismo tiempo. De tal manera, que al elaborar y aplicar una evaluación, esta corresponde más a los criterios del evaluador que a las exigencias que verdaderamente requieran los evaluados para demostrar que se han apropiado del conocimiento.

Por ello, es un error creer que los conceptos que se les dan a los estudiantes son una verdad absoluta, y no se tiene en cuenta que cada discente elabora su propio conocimiento partiendo de la importancia que para él tengan estos aprendizajes.

Esto explicaría en parte, por qué existen tantos estudiantes reprobados en las asignaturas y en los grados, y me pregunto ¿será que al alumno no se le brinda la ayuda necesaria para reconstruir el aprendizaje?, el decreto 230, expresa claramente que toda Institución o Centro deben diseñar un plan donde quede explícito todas las actividades que se le deben realizar a un estudiante para que este pueda superar las dificultades, ¿será que los docentes, las comisiones de evaluación y promoción, los padres de familia, están realizando el trabajo que realmente deben hacer?

De la misma manera, si los alumnos muestran dificultades en el momento de aprender, y estas deficiencias se hacen evidentes al aplicar y responder la evaluación, entonces la valoración y los resultados no reflejarán el verdadero conocimiento que el niño (a) tenga sobre un tema en particular; pues, en este caso a quien se le reconoce la dificultad es al niño y no al docente ¿nos hemos preguntando si la manera de explicar las clases es la más adecuada? ¿Por qué el niño en algunas ocasiones expresa que no entiende la metodología que emplea el maestro y no se hacen correctivos para mejorarla?

Martínez Morales Joaquín, expresa que: “si el profesor no distingue los tipos de aprendizajes, sus juicios darán prioridad a los aprendizajes procedimentales, por consiguiente evaluará solo por producto, así por lo contrario considerará que los saberes procedimentales solo son medios y no fines en sí mismo, dará más importancia a los conceptos”.

Por ello, considero que los aprendizajes tienen que ser evaluados concibiéndolos articulados en sus tres niveles: conceptos, procedimientos y actitudes, en donde todos esos aprendizajes tienen la misma importancia y el mismo peso a la hora de evaluar aunque se explore con diferentes instrumentos.

Quizás la solución al problema radica en entender que cada aprendizaje lo construye quien lo aprende y del modo que lo entiende, no de una manera mecánica, sino articulada sistemáticamente con los conocimientos que previamente el sujeto de evaluación trae de la primera socialización que tiene en el entorno familiar y social en el que se desenvuelve.

Para que la evaluación deje de ser un terror en el aula, ésta debe cambiar el concepto que tradicionalmente el niño ha tenido, “el arma que va castigar” sino que se puedan concebir, como el instrumento que posibilitará reconocer las dificultades y mejorarlas.

Por ende, el concepto de evaluación debe significar superación y gratificación, para poder llevar un incentivo a los estudiantes a favor de los conocimientos y en virtud de las evaluaciones.

Esperemos pues, que la tarea que desempeñe el decreto 1290 sea el mejor, que ayude a las instituciones y a los docentes a plantear y plantearse de una manera abierta el tema de la evaluación, y además, que los resultados sean los mejores, pues el empeño y la dedicación eso deben entregar, pues, se ha de quitar ese terror que tienen los educandos al presentarse frente a una situación evaluativa.

Juan Felipe Tobón Mazo

4 comentarios:

  1. Muy buen artículo, pienso que el terror hacia la evaluación depende de la actitud y de las aptitudes positivas que genere el profesor.

    Muchas Gracias

    Esteban Ríos Roldán

    ResponderEliminar
  2. La evaluación en el aula
    Un saludo muy especial.Quiero comenzar mi aporte con el siguiente fragmento de A. Pila Teleña: "la evaluación es una operación sistemática, integrada en la actividad educativa con el objetivo de conseguir su mejoramiento continuo, mediante el conocimiento lo más exacto posible del alumno en todos los aspectos de su personalidad, aportando una información ajustada sobre el proceso mismo y sobre todos los factores personales y ambientales que en ésta inciden. Señala en que medida el proceso educativo logra sus objetivos fundamentales y confronta los fijados con los realmente alcanzados."En el anterior fragmento se resume en gran parte el objetivo primordial de la evaluación: señalar el grado en que el proceso educativo logra sus objetivos fundamentales… Este es uno de los principales fundamentos de la evaluación. El proceso evaluativo debe ser presentado como un instrumento de construcción del conocimiento y debe aplicarse con lineamientos pedagógicos, que ayuden realmente al alumno a perfeccionar su proceso de aprendizaje.Actualmente el proceso evaluativo en el aula ha ido cambiando progresivamente, tomando cada vez más la presentación que se merece, pues durante algunas décadas la evaluación pasó de ser un instrumento de aprendizaje a un elemento de tortura. Los docentes deben lograr que los alumnos vean las bondades de la evaluación y para ello es necesario que los mismos docentes se formen lo suficientemente bien con respecto a este tema.Esto ha de convertirse en una invitación a estudiar a profundidad este tema, pues será de gran ayuda en el ejercicio de nuestra carrera como profesionales. Es nuestra misión seguir luchando por transformar el proceso evaluativo.
    Continúa la construcción del texto con tus aportes, sobre el tema planteado.

    ResponderEliminar
  3. Es verdad, los procesos de evaluación no son estimulos para el educando, si no que por el contrario son las nuevas guillonitas de la la cultura líquida en la que se encuentra sumergida la mente del hombre actual. Estamos llamados a hacer que los procesos calificativos sean cada día más humanos, en cuanto se valore a la persona tal cual es, sin alterar lo que en sí le caracteriza.


    Carlos Fernando Uribe.

    ResponderEliminar
  4. Estoy de acuerdo, y en estos momentos el Ministerio de Educación Nacional está brindando por medio del decreto 1290, la posibilidad de cambiar de alguna manera este estado retrógrado por parte de algunos maestros, por no decir muchos maestros.

    Entonces, creo que en primera instancia se ha de crear personalmente conciencia sobre el camino que se ha de emprender, y en segundo lugar, aplicar de la manera más oportuna y verídica los procesos que se deben implementar en miras al cambio que se proyecte en cada institución, de la misma manera, se hace necesaria la participación de un moderador que se encargue de inducir y aclarar las dudas y demás inconstancias que se presenten en los procesos, pero siempre en miras a desarrollar una excelente relación entre el docente y el discente, que arminicen las actividades educativas, entre ellas la terrorífica evaluación.

    Juan Felipe Tobón Mazo

    ResponderEliminar